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El XXIV Encuentro de Juniores/as de la ERA se llevó a cabo los días 7 y 8 de marzo, y fue un evento marcado por la reflexión y el diálogo sobre temas de gran relevancia en el contexto eclesial actual. Este año, la atención se centró en dos elementos clave destacados por el Sínodo: el método sinodal y las «Conversaciones en el Espíritu». Estos enfoques se presentaron como vías fundamentales para el discernimiento colectivo, la comunicación efectiva y el impulso de propuestas transformadoras.

La tarde del viernes 7 de marzo fue liderada por Xiskya Valladares, religiosa de la Pureza de María y reconocida madre sinodal. Durante su intervención, Xiskya invitó a los asistentes a reflexionar sobre el concepto de «kairós» y cómo el método sinodal puede propiciar una auténtica transformación en todas las dimensiones de la vida eclesial. Su exposición generó un espacio de reflexión en el que los participantes pudieron explorar cómo aplicar la dinámica sinodal a su vida consagrada, fomentando un ambiente de colaboración y crecimiento mutuo.

El encuentro no solo sirvió como un espacio para el aprendizaje, sino también como una oportunidad para conectar con otros jóvenes comprometidos, compartir experiencias y avanzar juntos en la búsqueda de un futuro más inclusivo y transformador dentro de la Iglesia. Fue, sin duda, un evento enriquecedor que dejó una huella significativa en todos los que tuvieron el privilegio de asistir.

El pasado sábado, tuvimos la oportunidad de sumergirnos en una enriquecedora jornada dedicada a la práctica de la «Conversación en el Espíritu», guiados por las reflexiones y la sabiduría de Gonzalo Fernández CMF, Laura Zamora FMVD y Antonio Bellella CMF. Este evento se articuló en torno a las dos preguntas fundamentales que surgieron durante el «Foro-Coloquio de los Misioneros Claretianos sobre la Vida Consagrada», celebrado el 11 de enero: ¿qué necesita hoy la vida consagrada? y ¿qué debe hacer para ponerlo en práctica?

Jóvenes consagrados de diversas comunidades se reunieron para dialogar en el Espíritu, buscando aclarar estas inquietudes y encontrar formas prácticas de aplicarlas a nuestra realidad. La jornada, titulada «Caminar juntos + que nunca», se convirtió en un espacio donde la reflexión, la alegría del encuentro y la oración compartida marcaron la pauta.

Fue un momento de conexión profunda, donde cada participante aportó su perspectiva, enriqueciendo así el diálogo y el aprendizaje colectivo. La energía y el compromiso de todos los presentes demostraron que, al unir nuestras voces y corazones, podemos responder de manera efectiva a los desafíos actuales de la vida consagrada. Sin duda, esta experiencia nos dejó un legado de esperanza y un renovado impulso para seguir caminando juntos en nuestra misión.

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