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“Me gustaría ser un pájaro, volar alto y gritar por todo el mundo: soy feliz, porque fui escojida y alcanzada por Cristo, a quien entrego mi vida todos los días, vivo como uma niña, confío y digo: ¡AQUÍ ESTOY!»

Soy Cleonice Nadine de Barros Monteiro, tengo 29 años, soy Caboverdiana, pertenezco a la Congregación de Esclavas de la Santísima Eucaristía y Madre de Dios y actualmente vivo en Lisboa, Portugal.

Nací en una familia católica y desde muy joven sentí el deseo de llevar una vida diferente, es decir, de servir y seguir a Cristo. A los 12 años empecé a pensar en ir a un convento, pero en realidad no sabía muy bien qué era eso, un día vi a una Hermana que era nieta de mi vecina, a la que dije que me gustaría ser como ella. Hablé con mi abuela sobre este deseo, pero ella me dijo que por ahora era muy temprano, era una niña y lo que necesitaba en ese momento era estudiar. Crecí y mi abuela con quien conviví, siempre me ayudaba a caminar en la fe y yo realizaba todos los sacramentos, pertenecía a coros, catequesis… y así pasó el tiempo.

En mi colegio todos mis compañeros sabían que quería ser monja, algunos pensaban que era muy bonito y extraordinario y otros me decían loca y me rechazaban de sus bromas, conversaciones e incluso del grupo de estudio.

A los 15 años este deseo se convirtió en algo más grande que mi fuerza y necesitaba ayuda para poder entender lo que realmente quería y lo que me estaba pasando, así que comencé a asistir a más iglesias y a estar más distante de mis compañeros, porque pocos me entendieron y eso me aisló mucho y todas las personas con las que hablé del deseo de ser monja, de entregarme al Señor, siempre decían que yo era muy joven

Un día, un grupo de jóvenes portugueses fue a hacer un campamento de vacaciones a Cabo Verde y yo participé de las actividades de este campamento, y así conocí a Salomé, una de las jóvenes con las que compartí mi deseo y el malestar que sentía, ella me recomendo hablar com el padre José Mari, un sacerdote caboverdiano que me apoyaba en cuanto a confesiones y celebración eucarística. Conversando con el padre José María sobre lo que estaba sintiendo en ese momento, me llevó a conocer varias congregaciones religiosas y me enamoré de todas ellas, pero hubo una que me cautivo; nuestra Congregación, Esclavas de la Santísima Eucaristía de la Madre de Dios. En ese momento me encantó la misión de las Hermanas como educadoras, algo que siempre me había gustado mucho. Desde entonces participé en encuentros vocacionales, visitando muchas veces a las Hermanas, descubriendo otras cosas, como la adoración al Santísimo Sacramento, que fue algo extraordinario para mí, que me llenó el alma y así descubrí que el Señor realmente me quería allí, llamándome a ser esclava de la Eucaristía, para llevar este amor a todos los que aún no lo conocían.

A los 17 años me uní a la Congregación, en ese momento comencé mi camino como aspirante y pasé dos años casi tres en la casa de las hermanas en Miraflores, Cabo Verde. A los 19 años vine a Portugal, donde comencé a postular y hacer mi caminar en la casa de formación y así conocí más a la congregación. Al año comencé mi noviciado, una etapa muy hermosa, viví con mucha alegría, pero también con mucho sacrificio, buscando lo que Dios quería de mí y si realmente estaba en el camino que él había elegido para mí, fueron años duros pero felices, donde me convertí en lo que realmente soy hoy, fue un tiempo de madurez e intimidad y mucha amistad con mi AMANTE.

Después de esta etapa de noviciado, a los 25 años de edad, el 20 de septiembre de 2015 realicé mi primera Profesión Religiosa como Hermana en la Congregación, de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios a la que pertenezco, y con la ayuda de Dios espero ser parte hasta el final de mi vida en este mundo, tomar la misión que Jesús encomendó a nuestra querida fundadora, la Madre Trinidad, esta misión eucarística, llevar a los pequeños a estar en compañía de Jesús presente en el sagrario, ser una extensión del amor de Cristo. Por eso, mi deseo de ser pájaro, de volar alto y gritar: ¡Encontré a mi amado, ven a conocerlo, no hay mayor amor que el de Cristo!.

Actualmente soy juniora de quinto año, vivo en Lisboa, en una de nuestras comunidades en la escuela Externato Mãe de Deus, terminé mi licenciatura en Ciencias Religiosas y acabo de finalizar mi primer año de Maestría, y aquí en esta comunidad que Dios me colocó, en mi misión de cada día, buscar ser esta extensión eucarística, como lo ha hecho siempre nuestra fundadora Madre Trindad entre los más pequeños y más desfavorecidos.

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