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Sor Eduarda (Irmá Maria Da Paz De Jesus) nació el 10/06/1936, pero fue inscrita, según consta en el Documento de Identidad, el 08/08/1936, en la Parroquia de Ervedosa, Municipio de Vinhais, Distrito y Diócesis de Braganza. Fue bautizada el 12/07/1936 en la Parroquia de Ervedosa.

Ingresó en la Comunidad de Braga el 31/11/1956. El postulantado se inició el 02/02/1957; Noviciado el 15/08/1957; Primera Profesión el 06/01/1960; Profesión perpetua el 06/01/1965 en la Comunidad de Lisboa.

Celebró sus BODAS DE PLATA el 06/01/1985 en la Comunidad de Lisboa y sus BODAS DE ORO el 06/01/2010 en la Comunidad de Fátima-Casa Nossa Senhora da Paz.

Falleció el 3 de junio de 2024 en Fátima Portugal.

Sor Eduarda realizó el Curso Superior de Educación Infantil, realizado en el Instituto Superior de Educação Maria Ulrich de 1983 a 1986 en Lisboa, y en la Diócesis realizó el Curso Elemental de Formación Catequética.

En septiembre de 1971, la Hermana acompañada de Sor Celina y Sor María Alice Rocha, partió para Angola-Calulo y, en la nueva fundación, cumplió su misión de misionera y educadora. Debido a la independencia de las Colonias portuguesas y la guerra que siguió, en 1975 regresó a Portugal y continuó trabajando y formándose un poco más, asistiendo al Instituto de Educación Superior entre 1983 y 1986 en Lisboa.

En agosto de 1986 fue nombrada Superiora de la Comunidad de Braga y permaneció allí hasta 1991. Desde septiembre de 1991 hasta el 2000 continuó con la misma responsabilidad, pero en la Comunidad de Porto. En 2000 comenzó a vivir en la Comunidad de Laveiras, trabajando en la secretaría del Centro y apoyando a la Parroquia como sacristán.

En 2009, la Hermana pasó a formar parte de la Comunidad de Fátima-Nuestra Señora de la Paz, ayudando y colaborando en las actividades domésticas, según sus posibilidades, pero a medida que la enfermedad aumentó, la Hermana fue trasladada a la Comunidad de Lisboa.

El 30 de julio de 2016, Sor Eduarda se hizo miembro de la Comunidad Domus Mater Dei en Fátima debido al empeoramiento de sus problemas de salud.

Sor Eduarda fue un ejemplo de fortaleza y disponibilidad no sólo en su dedicación y servicio misionero, sino también en su larga enfermedad, teniendo siempre en sus labios una palabra de agradecimiento.

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