
Durante once días, nuestros jóvenes han caminado juntos como Iglesia viva, joven y alegre, en el marco del Jubileo de los Jóvenes. Con un corazón agradecido, compartimos hoy algunos destellos de este tiempo de gracia, que comenzó en Barcelona y culminó a los pies de la Virgen en Lourdes.
Primera etapa: Barcelona, tierra de belleza y envío
El camino comenzó en la ciudad de Gaudí, donde la Basílica de la Sagrada Familia nos acogió con su lenguaje de piedra y luz. Allí celebramos la Eucaristía, recordando que todo en esa obra maestra nos eleva, nos proyecta al cielo.
Fue el Patriarca de Lisboa, D. Rui Valério, quien nos lanzó el primer desafío de esta peregrinación: “estáis llamados a volar en santidad”. ¡Qué hermoso es recordar que hemos sido creados para lo eterno!
Roma: corazón de la Iglesia
Desde allí, nuestros pasos se dirigieron a Roma, donde el Papa León XIV nos sorprendió con una aparición inesperada en la Plaza de San Pedro, durante la misa de bienvenida.
Sus palabras aún resuenan en nosotros:
“Sed signos de esperanza para el mundo, testigos de la paz de Cristo”.
Fue un encuentro inolvidable: más de 100 mil jóvenes unidos en oración, esperanza y fe.
Día de los portugueses: Escuchar, Ver, Vivir, Enviar
La Delegación portuguesa celebró en la Basílica de San Pablo Extramuros, presidida por D. Virgílio Antunes, obispo de Coimbra. Sus palabras nos ayudaron a integrar esta experiencia en cuatro verbos de vida:
- Escuchar a Jesús que habla al corazón.
- Ver la luz de Cristo que transforma.
- Vivir desde la fe en el Resucitado.
- Enviar, como apóstoles, a otros jóvenes a descubrir a Jesús.
Ese día también cruzamos la Puerta Santa: un paso que no fue solo físico, sino espiritual. ¡Un momento irrepetible!
Lugares de fe y memoria
Visitamos también la Basílica de Santa María la Mayor, donde descansan los restos del querido Papa Francisco, y más tarde el Coliseo y el Circo Máximo, donde recibimos el sacramento de la Reconciliación.
Ver con nuestros propios ojos lo que tantas veces vimos a través de una pantalla fue profundamente conmovedor. Todo es gracia.
Tor Vergata: noche de adoración y envío
El momento culminante fue la vigilia con el Papa en Tor Vergata. Miles de jóvenes en silencio, adorando a Jesús Eucaristía bajo las estrellas.
Y en la misa de clausura, el Papa nos dejó grabada en el alma esta frase:
“Aspirad a las cosas grandes, a la santidad, allí donde estéis. No os conforméis con menos.”
Lourdes: a los pies de la Madre
El 3 de agosto salimos hacia Lourdes, donde finalizamos esta peregrinación. Allí, en el silencio y la ternura de la Gruta, volvimos a entregar nuestra vida a Dios, por manos de María.
“Todo es don”, repetíamos una y otra vez, conmovidos por lo vivido.
Sí, todo es gracia, todo es camino, todo es Dios.
Al ver a tantos jóvenes buscar al Señor, no podemos sino recordar las palabras de nuestra Madre Trinidad:
“Jesús me trajo, y aquí me tiene, para lo que Él quiera. Suya soy.”
Que también nosotros, con alegría renovada, sigamos caminando tras las huellas del Amor.
DE INTERÉS…